domingo, 19 de octubre de 2008

cuarto: amarillismo sensacional

El amarillísimo Homero Simpson (Homer Simpson) de la deliciosa Los Simpson (The Simpsons) ya hizo públicas sus preferencias electorales recientemente. El conocido H. Jay Simpson -cuyo nombre, en inglés, es casi como "Homero Jota Simpson"- votó, o al menos intentó hacerlo, por el candidato demócrata, Barack Hussein Obama, el Tío Zam-bo (Caretas díxit) en un reciente capítulo de su vigésima (¡vigésima!) temporada.
Los responsables de la realización de la popular teleserie animada han afirmado que no es su intención hacer proselitismo político, sino poner sobre el tapete la efectividad y confiabilidad de la votación electrónica que se usa en los EUA. Ocurre que Homero ha decidido votar por el afroamericano -"it’s time for a change", dice-; al no poder ingresar a las cabinas comunes, debe usar una especial para su voluminosidad. Es ahí cuando nuestro héroe marca un voto para el partido del burrito y la máquina dice "one vote for John McCain" (un voto para McCain); tras varias pulsaciones compulsivas, la máquina pronuncia "six votes for President McCain" (seis para el PRESIDENTE McCain). Digamos que es una duda razonable la que se plantea, habría que tomarla en cuenta acá donde se está intentarlo implantarlo y donde ya se hicieron los primeros experimentos en el Callao.
Sin embargo, es poco probable que los autores del serial  no incline sus propias preferencias por Obama, "el cambio en el que los estadounidenses pueden creer", "el cambio que nosotros (ellos) necesitamos(-an)". Es, sin duda, la opción menos mala para la presidencia del país constituido único polo del este mundo unipolar. El bipartidismo estadounidense, sin embargo, es horriblemente asfixiante -como lo es también de trágico y de penoso nuestro caudillismo-, y algunos lo han definido como un sistema unipartidista disfrazado. Los republicanos pueden ser identificados con un sector de derecha y extrema derecha -esta última, nunca más conchudamente encarnada que en Sarah Palin-; mientras que los demócratas son el sector de centro y centro derecha, los que pueden ser identificados como los liberales.
Se suele decir que el presidente de los EUA es el hombre más poderoso del mundo; sin embargo, ¿cuánto campo de acción tiene? Muy, muy limitado en realidad. “Porque en Estados Unidos, como se sabe, no hay golpes de Estado tercermundistas. En ese país que alguna vez tuvo la razón y fue de veras agente de la libertad frente al fascismo, a los presidentes incómodos los matan. Así hicieron con John Kennedy cuando estaba a punto de decidir que no habría escalada en Vietnam” (César Hildebrandt, La Primera, 21/7/2008). Como también lo ha dicho Guillermo Giacosa, si yo tuviera que votar, lo haría por Obama, pero no me despierta demasías expectativas de cambio. Sería, eso sí, increíble que tras ocho espantosos años de pésima gestión de Bush, McCain ganase. Hasta hace poco, mientras estaban prácticamente empatados, era claro que ello favorecería al octogenario: en una sociedad tan racista como la norteamericana, existe voto anti-Obama escondido –como el Apra lo tuvo a favor-. 
Los demócratas suelen ganar en los estados más urbanos e instruidos, donde el liberalismo prima; los republicanos, en cambio, suelen capitalizar al “norteamericano promedio”, el conservador, el blanco, anglosajón y protestante (WASP), el belicista, el creacionista. Es por ello que es significativo que Homero vote por Obama; si bien la serie ha tratado particularmente mal a los republicanos –alguna vez representados por Bob Patiño-, ya es otra cosa que Homero (¡Homero! [“d’oh!”]) quiera un cambio.
Por otra parte, en un capítulo aun más reciente, la familia de Springfield ha visitado nuestro país y nuestra más resaltante maravilla: la maravillosa ciudadela de Machu Picchu. La presentan muy bien, Machu Picchu se ve magnífico. Y Homero come –no chaccha- coca. Existen algunas imprecisiones históricas aceptables, digamos que hicieron su tarea un poquito mejor que Spielberg-Lucas. Además, los principales errores se presentan dentro de sueños, que los hace justificables.

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